Las tecnologías agrícolas han hecho posible que los agricultores cultiven los alimentos necesarios para una población en constante crecimiento pero pagando un alto precio: un fuerte aumento en el uso de plaguicidas y productos químicos, que han causado estragos en el medio ambiente.
Pero con la tecnología desarrollada en el Instituto Weizmann, y comercializada por la startup israelí Catalyst AgTech, seremos capaces de evitar esas consecuencias a largo plazo. Los profesionales de la industria han dicho que es una “tecnología que cambia el juego”, según declaró Shalom Nachshon, director general de Catalyst AgTech, quien tiene la esperanza de que el trabajo de su compañía libere al medio ambiente de los productos químicos y pesticidas que podrían “quedarse” en el agua y el suelo por cientos, o incluso miles, de años.
“Los agricultores necesitan crecer de un 5%
a un 6% cada año con el fin de ser capaces de alimentar a la creciente población mundial”, dijo Nachshon. “No hay manera de que esto se haga sin pesticidas. Y por lo tanto su uso crece cada año. Pero el problema de los plaguicidas y otros productos químicos agrícolas es que muchos de ellos están hechos de moléculas sintetizadas, diseñadas para soportar las inclemencias meteorológicas”, dijo Nachshon. “Algunas moléculas asociadas a estos productos químicos pueden durar 1.000 años, y al no ser naturales, no son biodegradables.”
¿Son el hambre o una muerte lenta por envenenamiento las dos únicas opciones para la humanidad? Al respecto, Nachshon ofrece una alternativa: “Estamos desarrollando catalizadores que aumentan la velocidad con que las moléculas se destruyen. En lugar de quedarse en el suelo y las aguas subterráneas, las moléculas químicas se descomponen y se vuelven inertes en cuestión de días.”