En un edificio que pasa desapercibido a las afueras de Jerusalén, se encuentra la sede de la Israel Arts and Science Academy, un internado para las mentes adolescentes más prometedoras del país
Lejos de los cánones arquitectónicos de los grandes campus de las escuelas internacionales y sin seguir los estándares educativos de los centros para jóvenes superdotados, esta academia selecciona cada año a cerca de 70 niños, entre más de 500 aspirantes, para convertirse, algún día, en la élite intelectual de su país y, por qué no, ser la cuna de más de un futuro Premio Nobel.
De momento, la escuela sólo tiene dos décadas de historia, por lo que sus alumnos todavía no han conseguido alcanzar el reconocimiento de la Academia Sueca, pero sí han despertado el interés de los magos tecnológicos de Silicon Valley. Yahoo! ha adquirido una creación de uno de los alumnos de la Israel Arts and Science Academy por 60 millones de dólares (48 millones de euros).
Esta escuela se centra en los últimos tres años de un bachillerato, pero los alumnos, lejos de estudiar las mismas materias que se imparten en un centro educativo normal, se concentran desde el primer curso en una especialidad en la que hayan destacado durante su paso por el colegio. Los alumnos pueden elegir entre música, arte, ciencia o humanidades.
El proceso de selección no sólo tiene en cuenta los resultados académicos, sino que también tienen que superar un test psicológico, una prueba de inteligencia matemática, una entrevista personal e incluso un grupo de trabajo de varios días en los que se simulan cómo será su experiencia a lo largo de los próximos tres años de su vida en este internado para pequeños genios.
El centro se ha decantado por un modelo de formación especializado y centrado en una única materia, es decir, no se trata de un curso polivalente en el que se combine, por ejemplo, ciencia y arte. Las aulas también difieren de las habituales. Los alumnos se sientan en sofás donde discuten sobre pintura con un profesor y aprenden las bases científicas mientras hacen experimentos prácticos en un laboratorio o cálculos matemáticos avanzados con la ayuda de un ordenador. En la sección de humanidades, las mesas de trabajo son redondas, para facilitar el trabajo en equipo y el intercambio de ideas. Nada de pupitres alineados ni profesores explicando una lección.
Esta escuela se gasta alrededor de 24.000 dólares (19.000 euros) anuales por alumno, aunque cada estudiante sólo paga 8.000 dólares al año por la matrícula. Es más, al tratarse principalmente de familias de bajo poder adquisitivo, sólo el 70% de los 220 alumnos de esta escuela están becados. La financiación procede, mayoritariamente, de fondos judíos asentados en Estados Unidos